MUROS

Sentado en mi habitación rodeado de cajas de zapatos vacías con una canción sonando de fondo.
En cada caja voy escribiendo el nombre de cada una de las personas que quisieron compartir sus vidas conmigo.
En cada una guardo ese pequeño símbolo que encierra grandes momentos.

Una foto juntos sonriendo a la vida, esa entrada de cine desgastada por el paso de los años, una pulsera que echa de menos su gemela que te acompaña en tu viaje, ese anillo que me regalaste en una feria, un corazón de papel que encontré bajo la almohada, las cartas recibidas por sorpresa, ese peluche que siempre me acompañó, la chapa de nuestras fiestas, una muestra de tu perfume, la flor seca, la llave de tu diario, tu coletero deshilachado, la pinza que recogía tu pelo...
Y las voy apilando frente a mi. Una tras otra empiezan a formar un muro que crece hacia lo alto. Nunca pensé que tanta gente hubiese dejado algo de si en mi.
La canción deja de sonar y despierto de golpe.
Me encuentro encerrado entre las paredes de mi pasado, de nuesto pasado.
Pero entre caja y caja la luz se cuela, grietas abiertas por donde espero que sigáis colándoos por medio de palabras, risas, canciones.
De un empujón derribo la muralla, saco de nuevo todas vuestras cosas y destrozo las cajas.
Es mejor guárdalas en cajas más pequeñas, así tendré sitio para seguir acumulando recuerdos vuestros y de cada persona que quiera cruzarse en mi camino.
Ahora el pasado no me encierra, simplemente está frente a mí dejándome suficiente campo de visión para poder mirar hacia el futuro, teniéndoos presente.
Los muros no mantienen a los demás fuera, sino a ti dentro.