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viernes, 9 de septiembre de 2011

METAS

Siempre he intentado fijar un destino antes de moverme y comenzar a andar.
Todo viaje requiere una preparación y una planificación.

El recorrido comienza con un simple paso, que será guía del resto que hay que dar.
Paso firme y mirada al frente, divisando a lo lejos esa meta que queremos alcanzar y a la que nos dirijimos con firmeza y a la vez con las probables inseguridades y miedos, pero siempre observando el horizonte, el destino.
Y ahí está el primer error de la andadura.

Tanto he mirado ese cartel enorme de meta, viéndolo cada vez más y más cerca, despertando esa sonrisa impaciente al casi sentirlo en mis manos... que no reparé en lo que se interponía en mi camino.

Ignorar los obtásculos y caer una y otra vez... hoyos, vallas, muros,charcos... irregularidades en la llanura del camino.

Tropezar la primera vez hace que pierdas la noción de tu destino, te hace llorar por el dolor, sentir el fracaso... empiezas a replantearte si merece la pena seguir...
El primer impulso te hace pensar en darte la vuelta y correr sobre tus pasos...y tras varios segundos una fuerza, que ni sabes de dónde viene, te levanta...sacudes el polvo de tu ropa...vuelves a mirar al frente y decides seguir.

Pero ahora aprendiste que antes de llegar hay muchos retos que superar, pequeñas pruebas que te hacen más fuerte... y cada vez estás más seguro de tus posibilidades.
Te centras en cada charco,muro,valla, hoyo...y ,casi sin darte cuenta, levantas la cabeza y ¡ahi está!

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