Construimos edificios de sueños y deseos, asentando cada planta con cariño y desvelo.
Guiamos nuestros pasos por baldosas que crecían entre cieno, aunque fijas en nuestro empeño.

Luchamos contra bestias y pájaros de mal agüero.
Giramos a toda velocidad sin despegar nuestros pies del suelo.
Se desplomaron los edificios estallando las baldosas, siendo polvo entre mis dedos.
Las bestias se alimentaron de nuestro equipaje, acompañadas de graznidos bajo un cielo negro.
El libro del futuro sufrió una sacudida, dejando las páginas en blanco por todas las letras que cayeron.
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